4.La anciana lady y el joven punk

Londres es una ciudad llena de color, de olor y de sabor. Todas las cosas que me rodeaban me hacían sentir como una pequeña mosca pegada a un cristal. 

Observándolo todo desde mi asiento en el autobús rojo de dos plantas acompañado de Mi lengua corría más rápido que mi mente. Todo eran preguntas, observaciones, onomatopeyas.

De repente me fijé en que mi amigo observaba detenidamente a una curiosa pareja sentada al otro lado del pasillo.

Eran dos personas, aparentemente muy opuestas.

Ella una pequeña ancianita tradicional inglesa y el joven punk con una cresta descomunal pero bien izada como una bandera.

Los dos mantenian una animada charla. Mientras que hablaba de lo que hablaba, yo intentaba adivinarlo por sus gestos.
Me emocionó mucho al ver el mundo del espectáculo, de manera muy intuitiva que en este país me siento cómoda, sin el peso en mis espaladas de tantos juicios y prejuicios sobre mi persona. Pero este tema ya fue más adelante.
En fin, la historia acabó cuando él se despedía de la anciana con una sonrisa efusiva.

Aún perpleja, el significado de todo lo sucedido, lo pregunté a mi amigo.

El dijo que el chico estaba leyendo un libro que por lo visto le interesaba mucho a la señora, y mientras hacía el recorrido hablaba animadamente sobre él.
El momento mágico llegó cuando el joven le regaló a la anciana a su propio libro.
Un momento entrañable entre dos personas que al parecer no tiene nada que ver y que se pueda recorrer por el camino.

Leave a comment